Los Juegos Piticos era uno de los cuatro eventos más importantes en la antigua Grecia. Se celebraban en el tercer año de cada olimpiada durante los meses de agosto y septiembre. Y eran consagrados al dios Apolo. Se realizaban en el estadio de Delfos, al pie del monte Parnaso.
El origen mítico de estos juegos, cuenta que el oráculo de Delfos estaba protegido por la serpiente gigante hija de Gea, Pitón. Mandada allí por Hera, estaba encargada de exterminar tanto a personas como animales que se acercaban al santuario. La serpiente había perseguido y maltratado a Leto, la madre de Apolo, por lo que este decide tomar venganza. El dios de las artes luchó contra Pitón, y le dio muerte gracias al arco y la flecha otorgada por Hefesto. Tras la lucha, coloco los huesos en un caldero dentro del templo, y fue enviado por Zeus al valle del Tempe, en Tesalia, a purificarse por esta muerte. Allí decidió adoptar el laurel como su árbol sagrado y creó una corona con sus hojas. Regresó a Delfos y se apodero del oráculo. Así en conmemoración a la victoria de Apolo sobre Pitón se dio origen a los juegos.
En los primeros tiempos se celebraron cada ocho años, y eran asociados con celebraciones fúnebres. Las competiciones eran únicamente musicales, de canto acompañado por cítara, y cada competidor recitaba un himno en honor a Apolo. En este periodo el primer vencedor fue Crisótemis de Creta, y el segundo fue Filamón, hijo de Apolo, y después su hijo Támiris. Otro de los vencedores más importantes fue Terpandro de Lesbos, que tenía el record de victorias musicales en Delfos, tras vencer cuatro veces consecutivas la prueba, dominándola durante treinta y dos años.
Los juegos tomaron su forma final a causa de la primera guerra sagrada, donde los habitantes de Cirra querían tomar control del santuario de Delfos. Las doce etnias de la anfictiona, que era una liga de tribus religiosas, vencieron en la guerra tomando la administración del santuario. Por eso en el 590 AC, se documenta el primer juego Pitico oficial. Se introdujo la periodicidad cada cuatro años y se empezó a introducir, aparte de las celebraciones religiosas y artísticas, competencias deportivas como el agon gimnástico, pruebas atléticas e hípicas, incluyendo la carrera de cuadrigas.
Los juegos duraban de seis a ocho días, más que los juegos de Olimpia porque se añadía el agón musical. El primer día, se celebraba una representación, un drama de la lucha de Apolo contra Pitón. El segundo día, se daban las procesiones de los teoros, mensajeros de la tregua sagrada, los sacerdotes y los participantes. Estos iban hasta el altar de Apolo para ofrecerle una hecatombe, un sacrificio de animales. En el tercer día se daba un banquete multitudinario.
Para el cuarto día se establecían concursos musicales en el teatro, que consistían de poema cirédico, poemas acompañados con cítara. Poema pitico, una pieza larga de flauta que conmemoraba los cinco episodios de la lucha contra la serpiente. Un solo de flauta y de cítara, concursos de poesía, representaciones trágicas y espectáculos de danza. Con los años se agregaron otras competiciones como: cítara sin canto, concursos de pintores, la prueba de encomio, que era poema de alabanza, prueba de pantomima, y también competición para trompeteros y heraldos.
El quinto día se celebraban las competiciones gimnasticas, que tenían pruebas como el dolikhos, que era una carrera larga de veinticuatro estadios, unos ciento setenta y ocho metros por estadio. El diaulo, que consistía en correr dos veces el estadio, una distancia de trescientos ochenta y cuatro metros. El pancracio similar al kick boxing y a la lucha. El pugilato, parecido al boxeo actual. La carrera armada. El pentatlón que consistía de carrera, salto de longitud, lucha, lanzamiento de disco y de jabalina.
El sexto día, y a veces el séptimo, se desarrollaban los concursos hípicos: las carreras de caballos, de carro con cuatro caballos, cuadrigas y con dos caballos, bigas.
Las competiciones gimnásticas e hípicas a veces necesitaban dos días cada una, por lo que los juegos podían durar ocho días en total.
Las mujeres estaban excluidas de las competiciones gimnásticas, no las podían ni siquiera presenciar. Sólo podían participar en las competiciones las musicales y en las hípicas si eran propietarias de caballos.
Los vencedores recibían una corona de laurel, el árbol de Apolo, aunque según un relato de Ovidio, en los juegos más primitivos se había premiado a los vencedores con coronas de encina. Los premios los asignaba el consejo de la anfictionía, que era también quienes organizaban los juegos. También se encargaban las odas de los campeones a los mejores poetas de su tiempo, como Simónides de Ceos y a Píndaro.
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