jueves, 15 de agosto de 2024

En camino a Atenas 1896

El resurgimiento de los Juegos Olímpicos modernos tiene que ver con un clima de época y una serie de eventos deportivos que tuvieron lugar en varias épocas, pero que se acentuaron durante el siglo XIX.

Los primeros eventos precursores, durante la era moderna, fueron los Juegos de Cotswold. Una celebración anual de juegos y deportes, que se dio en Inglaterra entre 1612 y 1642, organizados por el abogado Robert Dover. Durante la Francia revolucionaria, entre 1796 y 1798, se celebró la Olimpiada de la República, una competición anual que incluía varias disciplinas de los antiguos juegos griegos. Entre 1834 y 1836, Gustaf Johan Schartau, junto con otros organizadores, llevó a cabo los Juegos Olímpicos en Ramlösa, Suecia. Más tarde, en 1843, estos juegos se celebraron en Estocolmo.



En Inglaterra, William Penny Brookes, médico de profesión, creía que el ejercicio físico era la mejor manera de prevenir enfermedades. Por eso, en 1850, inició una competición atlética local llamada “Encuentros de la clase olímpica” en Much Wenlock, Shropshire. En 1859, Brookes cambió el nombre del evento a Juegos Olímpicos de Wenlock y, para 1860, fundó la Sociedad Olímpica de Wenlock, que tenía como objetivo fomentar este tipo de competición local en ciudades de toda Gran Bretaña. Brookes también mantuvo comunicación con el gobierno y defensores del deporte en Grecia, buscando un resurgimiento de los Juegos Olímpicos a nivel internacional bajo los auspicios del gobierno griego.

En Grecia, el interés por los juegos resurgió tras la Guerra de Independencia contra el Imperio Otomano en 1821. En 1856, Evangelos Zappas, un rico filántropo greco-rumano, escribió al rey Otón de Grecia ofreciéndose a financiar un renacimiento permanente de los Juegos Olímpicos. Evangelos y su primo Konstantinos Zappas utilizaron su riqueza para financiar los primeros Juegos en Grecia en 1859. Fueron celebrados en una plaza de Atenas con la participación de atletas de Grecia y del Imperio Otomano. Además, los primos Zappas financiaron la restauración del antiguo Estadio Panathinaiko para albergar futuros Juegos Olímpicos, que fue usado en los juegos de 1870 y 1875, y posteriormente en los primeros Juegos de la era moderna en 1896.

Entre 1862 y 1867, Liverpool celebró un Gran Festival Olímpico anual. Ideados por John Hulley y Charles Pierre Melly, estos juegos fueron los primeros en ser completamente amateurs y de carácter internacional. El programa de los primeros Juegos Olímpicos modernos, de 1896, fue casi idéntico al de los Juegos de Liverpool. En 1865, Hulley, Brookes y E.G. Ravenstein fundaron la Asociación Olímpica Nacional en Liverpool, cuyos artículos de fundación proporcionaron el marco para la Carta Olímpica Internacional. En 1866, se organizaron unos Juegos Olímpicos Nacionales en el Crystal Palace de Londres. Mientras que estas personalidades habían creado competencias olímpicas dentro de sus países, fue el trabajo del barón Pierre de Coubertin el que desembocaría en la creación del Comité Olímpico Internacional y los Juegos Olímpicos modernos.



Coubertin provenía de una familia aristocrática francesa y se destacó como docente e historiador. Su enfoque se centró especialmente en la educación física y el papel del deporte en la formación escolar. A los veinte años, hizo su primera visita a Inglaterra, donde estudió el programa de educación física implementado por Thomas Arnold. Allí, observó cómo el deporte organizado en los campos de juego de las escuelas inglesas podía fomentar la fuerza moral y social. Como historiador y pensador educativo, Coubertin idealizó la antigua Grecia. Al desarrollar su teoría de la educación física, naturalmente se inspiró en los atenienses y en su enfoque del gimnasio como centro de entrenamiento que promovía tanto el desarrollo físico como el intelectual.

En 1888, Coubertin fundó el Comité para la Propagación de los Ejercicios Físicos, más conocido como el Comité Jules Simon. En 1890, viajó a Inglaterra y asistió a los Juegos de la Sociedad Olímpica Wenlock. Al regresar a Francia, envió una carta a William Brookes en la que expresaba su admiración por los Juegos y sus ideas sobre la importancia del deporte y la educación física. Esto marcó la colaboración para revivir los Juegos Olímpicos en una escala internacional.

En este clima de auge deportivo en distintos países, Coubertin organizó un congreso en la Universidad de París, donde presentó su propuesta ante representantes de las sociedades deportivas de once países. Propuso la celebración de Juegos Olímpicos modernos, que serían internacionales, rotativos y se llevarían a cabo cada cuatro años. También propuso la creación del Comité Olímpico Internacional, que sería la organización encargada de la planificación y regulación de los juegos. Tras la aceptación de la propuesta, se debía elegir una fecha. Coubertin sugirió inicialmente que se celebraran simultáneamente con la Exposición Universal de París de 1900. Sin embargo, hubo preocupaciones de que un periodo de seis años podría reducir el interés del público, por lo que los miembros del congreso optaron por realizar los primeros Juegos en 1896.

Para la elección de la ciudad anfitriona, los congresistas propusieron Londres, pero Coubertin y el representante de Grecia, Demetrius Vikelas, sugirieron Atenas debido a que Grecia había sido la cuna de los Juegos Olímpicos en la Antigüedad. El congreso aprobó la sede por unanimidad y Vikelas fue elegido como primer presidente del comité.


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